LaBiela y sus encantos
Al finalizar 1910 la concurrida pulpería del vasco Michelena se encontraba en la esquina sudeste de Quintana y Junín. Allí cantaba milongas el barítono Angel Villoldo. Años más tarde se construyó ahí un café que hasta 1940 se llamó Aero Bar y luego, en 1942, pasó a llamarse La Biela.
Entre las 10 y las 11 de la mañana, los sepelios de la Recoleta le aseguraban una clienta que se fue haciendo habitué. Sus clientes la llamaron “La Veredita” porque se sentaban en las mesas de la vereda. Junto a ese café se conservaban caballerizas, negocios de venta de ataúdes, broncerías para recordatorios y un sastre.
El café La Biela, en la década del ’40, después de las 7 de la tarde, fue punto de reunión de jóvenes aficionados al automovilismo; se los llamaba “tuercas”. Hacían picadas por las avenidas Quintana y Alvear y solían fundir bielas. Son interminables los nombres de cultores del automovilismo que concurrían.
El restaurante de La Biela fue inaugurado el 4 de mayo de 1967. Frente a ella se alzan los fastuosos símbolos del reposo final. La vida bulle frente a la muerte. Algunos dicen que es mejor así, ya que “el ser humano pierde el miedo a la muerte a fuerza de incorporarla al placer”.
Más detalles personalizados y menos conocidos en próxima entrega....
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home